Las experiencias sexuales de chicos gay y bisexuales adolescentes con hombres:
un examen empírico de las correlaciones psicológicas en una muestra no-clínica

Bruce Rind, PhD
Department of Psychology, Temple University, Philadelphia, Pennsylvania 19122 USA

Publicado en: Archives of Sexual Behavior, Vol. 30, No. 4, 2001

Sobre los últimos 25 años un modelo de incesto, con su imagen de víctimas indefensas explotadas y traumatizadas por adultos poderosos, ha venido a ser dominante en las percepciones de casi todos los tipos de sexo entre adultos y menores. Así, incluso las relaciones sexuales deseados entre chicos gay / homosexuales o bisexuales adolescentes y hombres adultos -las cuales son diferentes en muchos respectos importantes del incesto entre padres y sus hijas- son generalmente considerados por el público y profesionales traumatizantes y perjudiciales psicológicamente. Este estudio valoró esta percepción común a través de un examen de una muestra no-clínica de hombres gay y bisexuales, la mayoría de ellos estudiantes universitarios.

De los 129 hombres en el estudio, 26 fueron identificados como personas que han tenido relaciones sexuales con edades discrepantes (RSED) con hombres adultos cuando eran adolescentes entre 12 y 17 años. Los hombres con experiencias RSED fueron tanto normales como los controles en términos de autoestima y consiguiendo una identidad sexual positiva.

Reacciones a RSED fueron predominantemente positivas, y la mayoría de las experiencias de RSED se dieron voluntariamente. Los adolescentes más jóvenes actuaban con la misma voluntad y reaccionaron con como mínimo las mismas emociones positivas como los adolescentes mayores.

Los datos sobre identidad de desarrollo sexual indicaron que RSED no jugaban ningún papel para crear intereses en el mismo sexo, la cual es contraria a la hipótesis de "seducción". Los resultados fueron inconsecuentes con el modelo de incesto. El modelo incesto se ha convertido en una cama de Procrustes -el Griego de mitología quien cortó las piernas de sus victimas para acomodárselos a su cama- determinando de una manera dictatorial las percepciones de relaciones sexuales entre menores y adultos, los cuales son en realidad muy distintos del incesto.

Palabras clave: chicos gay y bisexual; sexo hombre-chico, modelo incesto, correlaciones psicológicas, desarrollo homosexual

Introducción

Hace 25 años, atención al asunto de relaciones sexuales entre adultos y menores aumentó de una manera impresionante en los Estados Unidos (Jenkins, 1998). Esto se debió a las iniciativas tomadas por el movimiento de liberación de las mujeres, lo que fue enfocado primero en el problema de la violación y hace poco después, en el problema de incesto (Finkelhor, 1984). La violación era el modelo para entender incesto entre padres y sus hijas (Okami, 1990), e incesto por su parte pronto se hizo el modelo dominante para entender encuentros entre hombres y chicas (Finkelhor, 1984). Basado en modelos de violación e incesto, estos encuentros llegaron a ser considerados como una forma de abuso de poder y violencia, los cuales explotaron a victimas indefensas, e infligieron trauma psicológico duradero (Okami, 1990). La profesión para combatir abusos contra los niños, creciendo rápido, recibió un apoyo grande en 1974 en los Estados Unidos con el Acto de Prevención y Tratamiento de Abuso de Niños (Child Abuse Prevention and Treatment Act). Dicha profesión difundió rápidamente esta idea por toda la sociedad, en donde ha queda plantada (Gardner, 1993; Jenkins 1998).

Cuando los investigadores de abuso contra niños expandieron sus áreas de investigaciones en los primeros años de la década de 1980, su trabajo empezó a abarcar encuentros sexuales entre hombres y chicos, y con el tiempo entre mujeres y chicos (West, 1998). El modelo de incesto también influía de una manera fuerte como los investigadores y profesionales –y el público en general- intentaron entender estos encuentros, incluyendo los encuentros entre jóvenes adolescentes y adultos no familiares (Jenkins, 1998; Rind, 1998). Por ejemplo, Masters et al. (1985) rechazaron los resultados de Sandfort (1983), quien ha concluido que en una muestra de chicos por la mayoría adolescentes en Holanda que ellos reaccionaron en general positivamente a sus relaciones sexuales con hombres. Masters et al. argumentaron, consecuentemente con el modelo incesto, que estos relaciones fueron inherentemente abusadoras y explotadoras, y de esta manera negativa, a pesar de las afirmaciones al contrario por los chicos. Rechazando las afirmaciones por parte de los chicos de reacciones positivas, Masters et al. especularon que los chicos los inventaron porque fueron intimidados por los hombres. De una manera semejante, los medios de comunicaciones han mostrado la influencia del modelo incesto. En un ejemplo típico, un diario en los EEUU afirmó que los encuentros sexuales entre chicos adolescentes y hombres son "perjudiciales profundamente", porque "invariablemente involucran la imposición de poder y explotación, de una manera secreto terriblemente ... [lo cual deja] cicatrices emocionales, desconfianzas, [y] desprecio a sí mismo que dura todas sus vidas". (Philadelphia Inquirer, 1984, pág. 22A).

Exámenes recientes de la literatura no-clínica indican que el modelo incesto, con sus suposiciones de intimidación, violencia y patología, no es válido para chicos en la población general, quienes participan con voluntad en relaciones sexuales con adultos -- quiere decir con consentimiento sencillo a diferencia de consentimiento informado (vea Rind et al. 2000, para una discusión completa.) Bauserman y Rind (1997), en una investigación de la literatura no-clínica sobre sexo entre niños y adultos, comprobaron que las relaciones consensuales fueron asociadas con reacciones neutrales o positivas. Rind et al. (1998), en su análisis meta-analítico de muestras universitarias, comprobaron que sexo niño-adulto no fue asociada con síntomas cuando los chicos participaron con consentimiento. En estas muestras, la mayoría de los chicos con experiencias llamadas "abuso sexual de niño" reaccionaron en forma positiva o con neutralidad (66%), mientras la mayoría de las chicas reaccionaron en forma negativa (72%). Estas diferencias entre los sexos masculino y femenino, las cuales fueron vistas en grado igual en las muestras nacionales de probabilidades que fueron analizadas por Rind y Tromovitch (1997), implican que en general no es valido extrapolar de las experiencias de chicas -especialmente de incesto padre-hija- a los chicos.

Estudios no-clínicas sobre datos de sexo mujer-niño (por ejemplo, Condy et al., 1987; Fromuth y Hurkhart, 1987; West y Woodhouse, 1993; Woods y Dean, 1984), en general han reportado que chicos reaccionan a estos encuentros de una manera predominantemente positiva, especialmente si son adolescentes cuando ocurrieron. Uno puede suponer que la mayoría de los chicos en estos estudios fueron heterosexuales, debido al predominio de heterosexualidad en la población general. Así es que, si los chicos adolescentes heterosexuales reaccionan en manera predominantemente positivo a relaciones con mujeres mayores, los chicos adolescentes gay y bisexuales pueden responder de una manera semejante a las relaciones con hombres mayores. Esta inferencia es muy distinta de las conclusiones que siguen del modelo incesto. Fue el motivo de este estudio examinar estas predicciones competitivas.

El contexto - Estudios sobre sexo chico-hombre gay y bisexual

Relativamente pocos estudios han examinado directamente las relaciones sexuales con edades discrepantes (RSED) de chicos gay o bisexuales (Doll et al. , 1992). Un resumen breve de los estudios que han sido llevados a cabo es presentado aquí. Son examinados datos clínicos y no-clínicos, datos obtenidos de clínicas, y datos transculturales.

Myers (1989) reportó sobre 14 hombres (entre ellos, 8 gay) de su practica clínica quienes fueron abusados sexualmente cuando eran adultos o chicos. Cuando eran chicos, la mitad de los pacientes gay tenían contactos sexuales con hombres. Uno, cuando tuvo 11 años, fue abusado por su maestro en una viaje al campo, quien intentó felación y sodomía. El chico se sintió "sucio" a causa de la experiencia y "paralizado, con mucho miedo" durante varias semanas, con síntomas de hiper alerta e insomnio. Otro reportó que cuando tuvo 13 años, después de ser intoxicado, la boca tapada y las piernas y brazos atadas, él fue violado repetidas veces por horas por dos hombres. Por los siguientes seis meses, tenia memorias fuertes de las violaciones y pesadillas en los que les ahorcaban y se morían. Ambos de estos pacientes sufrieron de depresión cuando el estudio se llevó a cabo. La mitad de los pacientes gay fueron fuertemente homofóbicos. Dimock (1988) reportó sobre 25 pacientes quienes tuvieron contactos sexuales cuando eran chicos sintieron que no pudieron resistir y ellos o él creyeron estos contactos han producido resultados dañados. Él reportó que 64% de su muestra, tanto los pacientes homosexuales como heterosexuales, mostraba alguna confusión sobre su preferencia sexual.

Doll et al. (1992) examinaron 1,001 hombres homosexuales o bisexuales asistiendo a clínicas de enfermedades venéreas. 35% fueron animados o forzados por un varón mayor o más poderoso para tener sexo antes de 19 años (su edad mediana fue 10; lo de su pareja fue 21). Cuando esto pasó, sus reacciones fueron 27% positivas, 15% neutrales, y 58% negativas. Algún modo de fuerza fue empleado en la mitad de estos encuentros, y 43% involucraban incesto. La fuerza fue el pronostico más fuerte de reacciones negativas. Reacciones positivas fueron asociadas con relaciones que duraban más tiempo. Bartholow et al. (1994), usando los mismos datos, reportó que este sexo temprano fue asociada con más asistencia psicológica y hospitalización, más abuso de drogas, menos apoyo social, y un proceso de desarrollo de identidad sexual alterado (p.ej., menos bienestar sobre sus atracciones sexuales). Todas estos asociaciones, sin embargo, fueron pequeñas.

También muchos otros investigadores han expresado preocupación que el sexo hombre-chico pueda estorbar el desarrollo sexual. Finkelhor (1984) reportó que una muestra de estudiantes universitarios varones quienes como chicos tuvieron sexo con hombres mayores fueron cuatro veces más probable cometer actividades homosexuales cuando su estudio se llevó a cabo. Esto lo atribuyó a un efecto de estigma, que quiere decir que los chicos con tales experiencias se califican a sí mismos como homosexuales y así, volver a ser uno. Algunos investigadores han usado este resultado y otros (p.ej., Johnson y Shrier, 1985) para razonar que la homosexualidad es un resultado adverso de sexo hombre-chico (p.ej., Mendel, 1995; Urquiza y Capra, 1990). La "seducción" como un contribuyente importante al desarrollo homosexual es una idea clásica en algunas corrientes de opiniones psicoanalíticas, reflejado en la opinión expresada por la Asociación Nacional de Investigación y Terapia de Homosexualidad (National Association for Research and Therapy of Homosexuality o NARTH), una organización de psicoanalíticos y psicólogos con una orientación psicoanalítica quienes dan empeño al tratamiento, curación, y prevención de homosexualidad (www.narth.com/).

A diferencia de los estudios clínicos o basadas en clínicas, un número de estudios basadas en muestras de hombres gay o bisexuales obtenidos a través de anuncios en revistas, bares, librerías, o conferencias gay han dado frecuentemente un perfil predominantemente positivo de las experiencias sexuales de chicos gay o bisexuales con hombres (p.ej., Fellows, 1996; Hart, 1995; Jay y Young, 1977; Spada, 1979). También estos estudios han mostrado que, desde una edad temprana, son comunes las atracciones a y deseos por adolescentes mayores y hombres adultos. Por ejemplo, Spada (1979), quien examinó 1,038 homosexuales varones con edades entre 16-77 años en los EEUU a través de cuestionarios por correo, reportó:

En el caso de la primera experiencia juvenil con un adulto, el sujeto usualmente enfatizó que fue él quien entró en el contacto inicial, que él deseó e inició el encuentro, y que ninguna compulsión o seducción por el adulto ocurrió. Varias docenas de los sujetos sí describieron su primera experiencia como una seducción, pero solamente tres reportaron el uso de fuerza (pág. 30).

En un caso ilustrativo de las reacciones generalmente positivas, un sujeto recordó cuando tuvo 12 años, su jefe de exploradores le chupó el pene. Comentó, "Me gustó. Me cayó bien y pienso que nos hizo más íntimos como amigos y alguien a quien yo podría llamar cuando yo tenía problemas." Usando una muestra de estudiantes universitarios, West y Woodhouse (1993) reportaron resultados parecidos de los chicos orientados a la homosexualidad en términos de sus iniciaciones de y reacciones positivas a sexo con varones adultos.

Jay y Young (1977) obtuvieron datos de 4,239 sujetos gay o bisexuales de 14-82 años de edad. Ellos reportaron que fueron comunes enamoramientos y fantasías juveniles por varones mayores. Un sujeto, quien, cuando tuvo 9 o 10 años, miraba a modelos de ropa interior en catálogos y recordó que "[Yo] recé muy sinceramente y fielmente que Dios les pusiera a estos hombres en un cuarto encerrado de lo que solo yo tendría la llave, y que estos hombres me obedeciesen como robotes" (pág. 83). Experiencias sexuales con hombres mayores fueron en mayoría positiva. Un sujeto recordó que, a los 11 años, él fue seducido por un hombre en sus 20s quien vivía en su casa. Recordó que "fue un poco incierto al principio pero después que comenzó me di cuenta que me gustó" (pág. 90). En sólo unas pocas experiencias había fuerza o violencia. Los autores proporcionaron un muestreo de 16 opiniones por la cuestión que "si los contactos sexuales con adultos le ayudaron o no" (pág. 97): la mayoría fueron positivos (69%) o neutrales (12%).

En marzo de 1999 el estudio meta-analítico de Rind et al. (1998) fue atacado severamente en los EEUU por conservadores sociales (vea Rind et al., 2000, para un reportaje). Una locutora de la radio en la ciudad de Philadelphia -quien inició los ataques en todo el país- presionó a una librería gay y lesbiana para eliminar todos los materiales sobre el sexo intergeneracional (p.ej., libros, boletines informativos). El dueño rindió, pero protestó que "He pensado interesante que tantos hombres gay a quienes conozco reportan que han tenido experiencias sexuales positivas con adultos cuando eran chicos" (boletín de prensa de Giovanni's Room, 24 marzo 1999).

En reacción a este comento y la controversia sobre el meta-análisis, dos periodistas por una publicación gay de Philadelphia tuvieron entrevistas en varios centros de jóvenes gay con voluntarios adolescentes varones los cuales han tenido relaciones sexuales con hombres (Nickels y Hocker, 1999). Los resultados apoyaron la observación del dueño de la librería: la mayoría de los nueve voluntarios reaccionó positivamente y ningunos reaccionaron negativamente. Rechazando la idea que fueron abusados, en su lugar los adolescentes identificaron varios beneficios psicológicos, emocionales y educativos de las relaciones.

Estas investigaciones tratan de relaciones sexuales con edades discrepantes de chicos gay y bisexual en una sociedad que tradicionalmente ha condenado homosexualidad y ahora considera como anatema sexo hombre-chico. Por eso, es instructivo examinar, en otras culturas que no comparten a estas actitudes, como chicos con una orientación a la homosexualidad reaccionan a tales experiencias.

Williams (1996) ha proporcionado datos relevantes basadas en investigaciones del campo entre gente indígena en Norte América y Polinesia, por lo que entrevistó personas de "dos espíritus" (es decir, los berdaches en Norte América y los mahus en Polinesia). Hombres de dos espíritus tienen un género diferente y son aceptados y valorados en sus sociedades por sus contribuciones únicas. Usualmente tienen orientación homosexual y juegan un papel pasivo en relaciones sexuales con hombres masculinos; estas relaciones tienen aprobación social y en general empiezan antes de la pubertad. Williams comprobó que la grande mayoría de sus sujetos le relató memorias placenteras de sus experiencias en su juventud con varones mayores. Por ejemplo, un hombre tenia una relación con un hombre de 40 años cuando él tuvo 8 años. Comentó: "Ya que él fue bueno conmigo y para mí, fue considerado por mi familia OK y mi propio asunto, lo mismo" (pág. 428). Williams encontró solamente un sujeto quien se sintió traumatizado por una experiencia discrepante de edad, lo cual fue siendo violado por su abuelo alcohólico. También, comprobó que los varones con una orientación masculina quienes tenían relaciones como chicos con varones mayores se enteraban como predominantemente positivos. Concluyó que la cultura es un factor importante para determinar como los chicos se enteren de esas relaciones; cuando la cultura acepta tales relaciones, las relaciones tienden a ser no problemáticas y aun pueden ayudar la madurez del chico.

El estudio actual

Este análisis de las investigaciones de encuentros de chicos gay y bisexuales con hombres mayores muestra una seria de reacciones muy variable. Los estudios clínicos, consecuentes con el modelo incesto en sus resultados, parecen muy pocos representativos para esta población. Atribuciones causales sobre los síntomas son problemáticas, porque muchas veces sujetos clínicos proceden de familias desorganizadas -- Dimock (1988) relató que todos de sus sujetos procedieron de hogares caóticos.

Las investigaciones clínicas de Bartholow et al. (1994) y Doll et al. (1992) no apoyaron mucho este modelo, porque las correlaciones psicológicas de estos encuentros fueron todos pequeñas y la comodidad por las atracciones sexuales fue alta en promedio entre los sujetos con estas experiencias (M = 1.6, donde 1 = muy cómodo, 5 = muy incomodo), lo cual es contrario a la caracterización errónea de Bartholow et al. de "falta de comodidad" (Bartholow et al. 1994, pág 755). Es difícil generalizar de esta muestra porque hombres de estatus socioeconómico bajo fueron sobre representados – lo cual podría explicar el alto porcentaje de fuerza y casos de incesto en relación con las muestras nacionales (cfr. Rind et al., 1998). Su pertenencia a varones adolescentes gay y bisexuales es limitada porque la mayoría de los sujetos en este estudio tenían sus encuentros sexuales con hombres mayores cuando eran preadolescentes. Los datos transculturales y no-clínicas fueron totalmente inconsecuentes con el modelo incesto. Sin embargo, un defecto importante de esta investigación es no se tomaron en absoluto datos basadas en medidas estándares de ajuste psicológico.

El propósito del estudio actual fue contribuir al conocimiento científico en esta área por presentar una investigación que evite los errores relatados arriba. Fue examinada una muestra no-clínica, la mayoría de la clase media, de varones jóvenes adultos gay y bisexuales. Datos de ajuste tanto como reacciones fueron analizados, y también datos sobre el desarrollo de orientación sexual. En acuerdo con las investigaciones no-clínicas y transculturales relatados arriba, y al contrario a predicciones del modelo incesto, se anticipó que relaciones sexuales con edades discrepantes (RSED) entre varones adolescentes gay y bisexuales y hombres adultos serian predominantemente no negativas y no serian asociados con problemas de ajuste. Además, al contrario a las teorías psicoanalíticos y teoría de calificación, no se anticipó que los intereses homosexuales serían un resultado "adverso" de RSED. En este estudio, RSED fue definido como un encuentro sexual -o relación en lo que ocurrió por lo menos contacto genital- entre un chico gay o bisexual de menos de 18 años con un hombre quien tuvo al menos 18 años y quien era mayor de la edad del chico por lo menos de 5 años.

MÉTODO

Perspectiva general

Los datos para este estudio proceden de la investigación llevada a cabo por Savin-Williams (1997), un psicológico de Cornell University quien entrevistó dos muestras de varones adultos–jóvenes gay y bisexuales para examinar el desarrollo de identidad gay / bisexual. Algunos de los datos fueron obtenidos de Savin-Williams; otros fueron obtenidos de su estudio en 1997 lo que dio un resumen de su investigación. Savin-Williams usó un método de interpretación por las entrevistas, en el cual les pedió a sus sujetos enfocar sus memorias en detalles específicas y contar "su propia cuenta" (pág. 11). Argumentó, citando investigaciones metodológicas que apoyan a este idea (Kessler y Wethington, 1991; Ross, 1984), que esta técnica -y el hecho que los sujetos no fueron muy lejos en tiempo de sus experiencias sexuales- contribuyeron a la validez de los resultados.

El foco de Savin-Williams cuando examinó la primera muestra fue explorar el papel del comportamiento sexual en la niñez y adolescencia para formar una identidad gay o bisexual. Conforme a esto, les preguntó a sus sujetos sobre las relaciones sexuales que tenían antes de graduar de la prepatoría / instituto superior. Así, fue posible dividir esta muestra en un grupo de control y un grupo de RSED. Por su segunda muestra, los objetivos cambiaron en lo que el comportamiento sexual en sí no fue un foco principal. Por consiguiente, les preguntó a sus sujetos solamente sobre sus primeras experiencias sexuales y románticas. De tal manera, aunque se puede dividir Muestra 2 en un grupo de control y un grupo de RSED, no se puede considerar el grupo de control "puro" ya que es probable que este grupo contuvo un subconjunto pequeño de sujetos quienes tenían RSED.

En el estudio actual, Muestra 1 fue usada como la base principal para evaluar la relación entre RSED y el ajuste psicológico debido de su separación clara de los controles y sujetos RSED. Como un método alternativo para evaluar esta relación, fue empleado Muestra 2, con la cautela que la interpretación de sus resultados debe ser vista como provisional porque su grupo de control probablemente tuvo varios sujetos RSED. Fueron empleados los sujetos RSED de ambas muestras para evaluar cómo reaccionan los chicos gay y bisexual a RSED.

Sujetos

Los sujetos fueron reclutados a través de anuncios en clases a Cornell University y otras universidades locales, carteles y volantes en tablones de anuncios a la universidad y dejados a tiendas locales (p.ej., bares, librerías, cafés), y anuncios en boletines locales gay y en servidores del Internet. Muchos sujetos se ofrecieron de palabra después de hablar con otros sujetos. Este estudio fue presentado como un intento de entender los modos en los que hombres gay y bisexuales dan cuenta de su identidad sexual durante la niñez y adolescencia.

Muestra 1

La primera muestra consistió de 43 sujetos varones, con edad media de 21 (DT = 1.4) y un rango de edad de 17 a 23. La mayoría eran de la raza blanca (91%). De religión, eran 27% protestantes, (b) 22% judíos, (c) 17% católicos, y (d) 34% ninguna preferencia. Solamente 16% procedieron de ciudades grandes, 38% de ciudades chicas, pueblos de tamaño mediano o las afueras de las ciudades, y casi la mitad (47%) de pueblos chicos, poblaciones rurales o granjas. La valuación media en la escala de Kinsey (la escala es de 0 a 6, donde 6 indica homosexual exclusivamente) fue 5.49 (DT = .94): 70% fueron homosexuales exclusivamente, 16% predominantemente homosexuales con un poco interés heterosexual, y 14% con interés considerable en ambos sexos. Trece (30%) de los 43 sujetos tuvieron experiencias RSED, todos de las cuales ocurrieron entre las edades 12 y 17.

Muestra 2

La segunda muestra consistió de 86 sujetos varones, con edad media de 21.3 (DT = 2.2) y un rango de edad de 17 a 25. La mayoría eran de la raza blanca (72%). De religión, eran (a) 13% protestantes, (b) 21% judíos, (c) 24% católicos, (d) 4% otra, y (e) 37% ninguna preferencia. 29% procedieron de ciudades grandes, 37% de ciudades chicas, pueblos de tamaño mediano o las afueras de las ciudades, y 35% de pueblos chicos, poblaciones rurales o granjas. La valuación media en la escala de Kinsey fue 5.45 (DT = .90): 66% fueron homosexuales exclusivamente, 19% predominantemente homosexuales con un poco interés heterosexual, y 13% con interés considerable en ambos sexos. La única variable demográfica con una diferencia significativa entre muestras 1 y 2 fue étnica: la primera muestra tuvo menos diversidad, contiendo más gente de la raza blanca (91%) que la segunda muestra (72%), X2 (1, N = 129) = 5.84, p < .02, tamaño efecto r = .21. Trece de los 86 sujetos tuvieron experiencias RSED, todos de los cuales ocurrieron entre las edades 12 y 17, como en Muestra 1.

Muestra RSED

No hubo diferencias estadísticamente significativas entre los sujetos RSED y control con respeto a las demográficas. Los 26 sujetos RSED de las dos muestras tuvieron una edad media de 20.8 (DT = 2.6) y un rango de edad de 17 a 25. La mayoría era de la raza blanca (85%); 8% de la raza negra, y 4% latina y asiática, respectivamente. 15% fueron protestantes, 19% judíos, 27% católicos, y 38% de ninguna preferencia. Casi un tercer parte procedieron de ciudades grandes (31%) o ciudades chicas, pueblos de tamaño mediano o las afueras de las ciudades (31%); 38% de pueblos chicos, poblaciones rurales o granjas. La valuación media en la escala de Kinsey fue 5.46 (DT = 1.03): 69% fueron homosexuales exclusivamente, 19% predominantemente homosexuales con un poco interés heterosexual, y 12% con interés considerable en ambos sexos.

Medidas y procedimiento

En su estudio de la salud mental de jóvenes lesbianas, gay y bisexuales, Hershberger y D'Augelli (1995) reportaron que el pronóstico más grande de salud mental fue confianza en sí mismo, evaluado por el Inventario de Autoestima de Rosenberg [Rosenberg Self-Esteem Inventory] y un ítem sobre el bienestar, cual preguntó (Rosenberg, 1965) el nivel de estar tranquilo a ser gay o lesbiana. Savin-Williams (1997) evaluó autoestima, usando la escala de Rosenberg; las puntuaciones podrían tener un rango de 0 a 30, donde 30 indica autoestima alta. Savin-Williams (1997) también reportó la edad a que los sujetos lograron a una identidad sexual positiva. Esta interpretación es análoga al modelo de confort de Hershberger y D'Augelli (Hershberger y D'Augelli, 1995) en lo que evalúa confianza en sí mismo; así sigue que es una indicador de ajuste psicológico. En el estudio actual, datos sobre autoestima e identidad sexuales positivas fueron obtenidos de Savin-Williams para evaluar la relación entre RSED y el ajuste.

También fueron evaluados datos sobre las reacciones por los sujetos RSED. Al llevar al cabo sus entrevistas, Savin-Williams (1997) tomó notas sobre los sentimientos de sus sujetos por sus experiencias sexuales, inclusivo de las experiencias de RSED. Para el estudio actual las narrativas RSED fueron obtenidos de Savin-Williams también como su libro. Por cada uno de los 26 narrativos -uno por cada sujeto RSED- el autor del estudio actual y dos investigadores codificaron la reacción de cada sujeto a la RSED y su nivel de consentimiento. Las reacciones fueron codificadas como lo siguiente: 1 = muy negativa, 2 = negativa, 3 = neutral o mixto, 4 = positiva, y 5 = muy positiva.

El nivel de consentimiento fue codificado como lo siguiente: 1 = forzado (su pareja usó fuerza o amenazas para que el chico participara); 2 = obligado (el sujeto no fue forzado pero se sintió que no podría decir no); 3 = condescendiente (sujeto participó sin verdadero interés; lo hizo para acomodar su pareja); 4 = mutuo (el sujeto quería hacerlo, pero no lo inició necesariamente; fue mutuo por los dos); 5 = animado (el sujeto lo quería y lo inició activamente).

Las alfas de Cronbach computados por las valoraciones indicaron una buena fiabilidad entre los codificadores: alfas = .97 y .87 por reacciones y consentimiento, respectivamente. Fueron computadas las puntuaciones por reacción y consentimiento por cada sujeto como el medio de las puntaciones de cada codificador.

También, el autor y un otro codificador codificaron varias características de las experiencias RSED. Una característica fue la relación entre el chico y el hombre: 1 = extraño (RSED en su primer encuentro); 2 = conocido (RSED después del primer encuentro pero antes de ser amigos); 3 = amigo. Una otra característica fue la frecuencia del contacto sexual: 1 = una vez solamente; 2 = más que una vez. Una tercera característica fue la duración: 1 = menos que un mes; 2 = 1-6 meses; 3 = 6 meses a un año; 4 = más que un año. Una cuarta fue el tipo de sexo (fue codificado como el tipo más intensivo que ocurrió): 1 = masturbación; 2 = oral; 3 = anal. Los porcentajes de conformidad tuvieron un rango de 81% a 96%. Las discrepancias fueron resueltas entre los codificadores a través de discusión.

Finalmente, Savin-Williams (1997) recopiló datos de las edades de los sujetos cuando llegaron a la pubertad, a la edad cuando daban cuenta de atracción a otros varones, y a la edad a que ellos empezaron llamar sus atracciones "gay" o "homosexual". Las últimas dos variables, también con la edad de lo que los sujetos empezaron sus experiencias RSED, fueron usadas evaluar la afirmación que el sexo temprano con varones mayores es la causa de la homosexualidad.

RESULTADOS

Ajuste psicológico

Si las experiencias de RSED tengan efectos adversos en el ajuste de varones gay / bisexuales, sería anticipado que, en comparación con los controles, los sujetos RSED deberían tener autoestima más bajo y mayores dificultades en consiguiendo una identidad sexual positiva (p.ej., la edad para lograr éste debería ser atrasado).

En Muestra 1, las puntuaciones en exámenes de autoestima no fueron más bajo por los sujetos RSED (M = 23.82) que los controles (M = 23.46), t(37) = -.17, p > .10 (todos los exámenes reportados aquí son pruebas bilaterales), con tamaño de efecto r = -.03 (tamaños de efecto positivos indican mejor ajuste por los controles; tamaños de efecto negativos indican mejor ajuste por los sujetos RSED).

Los sujetos RSED no atrasaban en consiguiendo una identidad sexual positiva (M = 18.00) en comparación a los controles (M = 18.35), t(23) = -.43, p > .10, r = -.09. La evaluación de este atributo empezó cuando un tercer parte de las entrevistas ya han sido llevadas a cabo; los datos no existen por proporciones casi iguales de los sujetos RSED (31%) y los controles (33%). De los cuales fueron preguntados si han logrado a una identidad sexual positiva, no hubo diferencia en la proporción de sujetos RSED (89%) y control (85%), z = -.28, p > .10, r = -.05. Se puede contemplar las estadísticas de ambas muestras en Tabla I.

Tabla I.
Autoestima y la edad de lograr a una identidad sexual positiva
como función de la experiencia de RSED

 

Medido de ajuste

Muestra 1

Muestra 2

RSED

Controles

RSED

Controles

Autoestima de Rosenberg

M

23.82

23.46

21.00

21.96

DT

5.47

6.24

4.74

5.25

n

11

28

13

73

Identidad sexual positiva

M

18.00

18.35

16.80

19.10

DT

2.14

1.77

3.05

2.21

n

8

17

10

62

% logrado

89

85

77

85

En Muestra 2, las puntuaciones de autoestima no fueron más bajo por los sujetos RSED (M = 21.00) que los controles (M = 21.96), t(84) = .62, p > .10, r = .07. Consiguiendo una identidad sexual positiva ocurrió más temprano antes que más tarde por los sujetos RSED (M = 16.80) en comparición con los controles (M = 19.10), t(70) = -2.89, p < .01, r = -.33. No hubo diferencia en la proporción de sujetos RSED (77%) y controles (85%) quienes lograron a una identidad sexual positiva, z = .72, p > .10, r = .08.

Los resultados de Muestra 1 sobre las experiencias de RSED dan ningunos indicios de efectos adversos. Los resultados de Muestra 2, aunque no se puede tratar sin reservas porque la muestra de control era probablemente impura, están de acuerdo con los resultados de Muestra 1, reforzando la conclusión de ninguna evidencia de efectos adversos.

Combinando los resultados de las dos muestras en manera meta-analítico (Rosenthal, 1984) produjo un tamaño de efecto por autoestima muy pequeña y estadísticamente no significativa (r = .04, N = 125,95% intervalo de confianza = -.14 a +.21), una tamaño de efecto por la edad de una identidad sexual positiva mediana y estadísticamente significativa (r = -.27, N = 97,95% intervalo de confianza = -.45 a -.07), y una tamaño de efecto por la proporción quien logró a una identidad sexual positiva pequeña y estadísticamente no significativa (r = .05, N = 115,95% intervalo de confianza = -.14 a +.23). Todos de estos resultados no están de acuerdo con la idea de trauma (p.ej., el modelo de incesto) de RSED, especialmente el tamaño de efecto negativo por la edad de lograr a una identidad sexual positiva, lo cual es –en vez de esto- de acuerdo con un efecto beneficioso.

Las experiencias de RSED

El Apéndice contiene narrativas de todos los sujetos con experiencias de RSED -26 en total- ordenados según las edades de los sujetos y sus parejas. Las narrativas dan información sobre el contexto en cual ocurrió la RSED, el nivel de familiaridad entre la pareja, el tiempo que duraba la relación sexual y su frecuencia, el tipo de sexo, las reacciones de los sujetos y su nivel de consentimiento. Savin-Williams tomó más datos sobre las primeras experiencias sexuales o románticas; así estas narrativas contienen más detalles.

Características

La edad media en la cual los sujetos tuvieron sus primera experiencias de RSED fue 15.31 (DT = 1.67), con un rango de 12 a 17. La edad media de su pareja mayor fue 28.62 (DT = 7.66), con un rango de 20 a 46. Así, en promedio, hubo una diferencia de 13.31 (DT = 7.83) años de edad entre los chicos y sus parejas mayores, con un rango de 5 a los 30 años. En 42% de los casos hubo contactos con personas desconocidas, 35% con personas conocidas, y 23% con amigos (uno de los cuales era un hermano mayor). En alrededor de dos tercios (68%) de los casos, hubo contactos sexuales múltiples. Casi la mitad de las relaciones sexuales (42%) duraban menos que un mes, mientras un cuarto (25%) duraban más que un año.

De los 19 casos en lo que se podría identificar el tipo de sexo, la masturbación fue el tipo de sexo más intenso en 21%, sexo oral in 42%, y sodomía (coito anal) en 37%.

Casi todos de los sujetos (96%) ya se han dado cuenta de sus atracciones sexuales a varones antes de sus experiencias RSED -- la edad media de éste fue 7.92 (DT=4.10), con un rango de 3 a 17. 96% han llegado a la pubertad a una edad más temprano (uno llegó a la pubertad en el mismo año de su experiencia RSED) – la edad media de pubertad fue 11.46 (DT = 1.21), con un rango de 10 a 14. Tres cuartos (76%) ya han llamados sus intereses "homosexual" o "gay" antes que ocurrió la RSED (16% en el mismo año de la RSED) – la edad media de éste fue 12.52 (DT = 3.02), con un rango de 7 a 18. Estos resultados sobre la edad de dándose cuenta de sus atracciones y llamando sus intereses "homosexual" o "gay" ponen en duda el papel de RSED en causando interés en el mismo sexo.

Reacciones

La reacción media de los sujetos fue positiva (M = 3.94, DT = 1.25), aunque reacciones individuos tuvieron un rango de muy negativa a muy positiva. En su totalidad, las reacciones fueron: 38.5% muy positivas, 38.5% positivas, 7.7% neutrales / mixtas, 3.8% negativas, y 11.5% muy negativas. Combinando las categorías y redondeando los números, 77% fueron positivas, 8% neutrales y 15% fueron negativas.

Consentimiento

En su totalidad, los sujetos tuvieron consentimiento mutuo (M = 4.15, DT = .51); el consentimiento tuvo un rango de condescendiente hasta dando ánimos al otro. Así, contactos a forzados o obligados no fueron vistos en esta muestra. Al contrario, hasta un cuarto (23.1%) daban animo por los contactos y en alrededor de dos tercios (69.2%) hubo consentimiento mutuo; 7.7% condescendieron. En resumen, 92% mostró deseos positivos por el sexo.

Correlaciones

Tabla II muestra las correlaciones entre las características de experiencias RSED; la significativa estadística es basada en pruebas bilaterales. Doll et al. (1992) reportaron que fue asociada una diferencia de edades mayores con más reacciones negativas cuando fue llevado a cabo su estudio de hombres gay / bisexuales. En la muestra actual, esta asociación no fue encontrada r(24) = .12, p > .10. Los chicos más jóvenes no reaccionaron más negativamente (o menos positivamente) que los chicos mayores, r(24) = -.23, p > .10, y tuvieron lo mismo consentimiento como los chicos mayores, r(24) = -.01, p > .10. Además, al contrario a la diferencia en edad siendo una problema por los chicos, sus ganas e interés en participar en relaciones sexuales aumentaron cuando las discrepancias de edades entre ellos y los hombres aumentaron, r(24) = .39, p < .05, y también cuando las edades de sus parejas aumentaron, r(24) = .40, p < .05.

El nivel de positivismo de las reacciones aumentó con: un nivel mayor de familiaridad con los hombres, r(24) = .56, p < .01, encuentros sexuales múltiples en comparición con encuentros individuales, r(23) = .60, p < .01, relaciones sexuales que duraban más tiempo, r(22) = .52, p < .01, y más ganas de e interés en participando, r(24) = .43, p < .05. Un nivel mayor de familiaridad fue asociado con encuentros sexuales más frecuentes, r(23) = .47, p < .05, y con relaciones sexuales que duraban más tiempo, r(22) = .69, p < .01. En general, los chicos más jóvenes tuvieron un nivel mayor de familiaridad o fueron más amables con sus parejas, r(24) = -.43, p < .05. Finalmente, dos ANOVAs [análisis de la varianza] unifactoriales fueron realizados para examinar como los reacciones y consentimiento fueron relacionado al tipo de sexo. Resultados fueron no significativos en ambos casos: F(2, 16) = .25, p > .10, y F(2, 16) = .36, p > .10, respectivamente.

Tabla II.
Correlaciones entre las características RSED

 

 

Edad de los hombres

Dif

Relac

Frec

Dur

Reacc

Consentimiento

Edad de los chicos

.01

-.20

-.43*

.01

-.22

-.23

-.01

Edad de los hombres

 

.98**

-.06

.18

.23

.07

.40*

Diferencia de edad

 

 

.03

.17

.27

.12

.39*

Relación

 

 

 

.47*

.69**

.56**

.30

Frecuencia

 

 

 

 

.64**

.60**

.29

Duración

 

 

 

 

 

.52**

.36

Reacción

 

 

 

 

 

 

.43*

Nota 
Edad de los chicos = edad de los chicos cuando empezó RSED; 
Edad de los hombres = edad de los hombres cuando empezó RSED; 
Diferencia de edad = diferencia de edad entre la pareja; 
Relación = el nivel de familiaridad entre la pareja; 
Frecuencia = un solo contacto sexual vs. contactos sexuales múltiples; 
Duración = la duración temporal de las relaciones sexuales;
Reacción tiene variación de muy negativo a muy positivo; 
Consentimiento tiene variación de forzado a dando ánimos al otro (vea el texto por definiciones exactas). 
Las correlaciones están basadas en N = 26, con excepción de las que involucran frecuencia o duración, las que involucran N = 25 y N = 24, respectivamente.
* p < .05 bilateral; 
** p < .01 bilateral.

DISCUSIÓN

El ajuste psicológico

En el estudio actual, las experiencias de RSED entre chicos gay o bisexuales y hombres fueron examinadas. Al contrario a las suposiciones comunes, derivadas en parte del influyente modelo incesto, estas relaciones no fueron asociadas con autoestima o desarrollo de identidad sexual dañado. La autoestima de sujetos quienes tuvieron experiencias de RSED fue tan alta como la de los que no las tuvieron. Los sujetos RSED no llegaron tarde en consiguiendo una identidad sexual positiva; al contrario, en las dos muestras combinados, los sujetos RSED llegaron a este hito más temprano que los controles.

Dado que las investigaciones de Hershberger y D'Augelli (Hershberger y D'Augelli, 1995) sobre hombres gay y bisexuales de la clase media y de la edad de estudiantes universitarios, mostraron que el autoestima y bienestar de ser gay tienen una correlación alta con salud mental, los resultados del estudio actual implican que RSED no fue asociada con mal ajuste psicológico.

Este resultado es inconsecuente con los puntos de vista convencionales de los profesionales y el público, los cuales reflejan el modelo incesto, pero es consecuente con los resultados empíricos basadas en muestras de estudiantes universitarios de sexo con consentimiento entre chicos-hombres (Rind et al., 1998). Dado que en este estudio las experiencias de RSED con consentimiento fueron predominantes y también que la muestra actual fue compuesto en mayoría por estudiantes universitarios, esta consecuencia no es sorprendente.

Desarrollo de identidad sexual

Antes del movimiento de liberación de gente gay, los profesionales dijeron frecuentemente que el sexo chico-hombre fue una patología, porque ellos creyeron que este sexo tuvo la consecuencia para los chicos de volverse homosexuales (Rind, 1998). Un número de investigadores de abuso sexual de niños y otros profesionales siguen diciendo esto hasta hoy en día (p.ej., Bartholow et al., 1994; Mendel, 1995; www.narth.com/; Urquiza y Capra, 1990), a pesar de evidencia empírica sólida al contrario (p.ej., Bell et al., 1981).

Datos del estudio actual son pertinentes a este debate que todavía continúa. Consecuente con una literatura creciendo (vea Savin-Williams, 1997 por una resumen), los sujetos en el estudio actual daban cuenta, en promedio, de su atracción sexual a otros varones años antes de la pubertad – en el caso de los sujetos RSED, 3.5 años antes. Todos -menos un sujeto RSED- daban cuenta de estas atracciones antes que su primera experiencia RSED. Tres cuartos de estos sujetos calificaron sus atracciones como "gay" o "homosexual" antes de su RSED, mientras otro 16% calificaron sus atracciones a la misma edad de su RSED (y por ellos dejando en duda cual ocurrió primero).

Por la mayoría de los sujetos el orden que implican estos eventos es: dando cuenta de su atracción al mismo sexo, calificando estos intereses como gay, y entonces tener una experiencia de RSED. Este orden contradice a la hipótesis de seducción.

Los resultados clínicos de confusión sexual y homofóbica entre hombres gay y bisexuales quienes tuvieron RSED (p.ej., Dimock, 1988; Myers, 1989) no extienden a la muestra actual. Esto tiene prueba no solo en los datos de identidad sexual positiva ya analizadas, sino también en las narrativas de los sujetos. Solamente pocos sujetos mostraban reacciones adversas (vea el Apéndice para Casos 9, 11, 16 y 19). Dos de estos sujetos dijeron que por ellos, sus experiencias de RSED dificultaron aceptar su homosexualidad (Casos 11 y 16). Es importante notar que estos dos casos fueron una minoría pequeña. La gran mayoría de las narrativas muestran ninguna evidencia de daño a la formación de identidad sexual. Al contrario a los estereotipos de daño, Savin-Williams (1997) concluyó de sus entrevistas que muchas de las experiencias de RSED ayudaron "al adolescente a identificarse más fácil como gay, sentirse mejor de ser gay, y aprender mucho sobre sí mismo".

Reacciones y consentimiento

El modelo incesto presenta una imagen de un niño asustado, sin la capacidad de resistirse, coaccionado en un acto de sexo traumatizante. Esta imagen es válida para unos los estudios de investigaciones clínicas sobre la RSED de chicos gay (p.ej., Myers, 1989), pero no es válida por la mayoría de las experiencias de RSED que se presentan en la muestra actual. Sin duda, varios casos eran muy negativos (Casos 9, 11, 16 y 19). Sin embargo, en tres de estos casos las narrativas indican que las circunstancias tuvieron importancia en las reacciones de los sujetos. Por ejemplo, al principio un sujeto tuvo el sentido de logro por su experiencia del sexo, pero después se sintió que las circunstancias degradaron el evento (Caso 11). Otro se sintió que el sexo era sucio porque fue anónimo (Caso 16), y el tercero se sintió sucio sobre sexo en un cementerio con un extraño al cual el sujeto no se sintió atraído (Caso 19).

Predominaron reacciones positivas y muy positivas (77% de los casos). Estas narrativas hacen recordar las narrativas en las investigaciones no-clínicas de las experiencias de jóvenes gay (p.ej., Jay y Young, 1977; Spada, 1979) y en las investigaciones transculturales (Williams, 1996).

Un chico de 12 años dijo que el "prácticamente, tuvo que obligar" al hombre de aceptar el sexo, y pienso que fue fantástico cuando al fin ocurrió (Caso 1). Otro chico de 12 pensó que el sexo fue estupendo físicamente, se enamoró del hombre y la relación duraba 10 años (Caso 2). Un chico de 13 años, quien tuvo una relación sexual con su hermano adulto, dijo que le gustó y quería hacerlo vez tras vez (Caso 3). Otro de 13 años le agradó para hacer masturbación mutua con un hombre lo que encontró en un centro comercial, y trató reunir con el hombre por un otro acto de sexo (Caso 4). Otro chico de 13 años pensó que el sexo era increíblemente erótico, por él una relajación tremenda y muy agradable (Caso 5). Un chico de 14 años se sintió amor, cariño y mucha emoción en la relación (Caso 7). Uno de 16 años reaccionó a su RSED por preguntándose, "¿Es esto lo que es? "¿Es esto lo que es? ¿Me gusta? ¿Me gusta?" Respondió, "¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!" (Caso 14). Otro de 16 años describió su RSED como el mejor sexo que tuvo nunca (Caso 15).

Esta predominancia de experiencias RSED positivas está fuertemente opuesta a la imagen presentada por la mayoría de feministas, profesionales en el campo de abuso de niños y los medios de comunicaciones. Los chicos en estos casos no fueron asustados, no faltaban la capacidad de resistir, y no fueron coaccionados en actos de sexo traumatizantes. En vez de esto, la gran mayoría tuvieron consentimiento mutuo en las relaciones o realmente les iniciaron. En contraste con las muestras clínicas y basadas en clínicas, la fuerza y la coacción no jugaron ningún papel en la muestra actual, los chicos no tuvieron experiencias RSED antes de la pubertad y el incesto fue raro (un caso solamente –Caso 3- involucró incesto hermano-hermano). Estas diferencias en la coacción, contactos en adolescencia en vez de niñez, y el incesto puedan reflejar diferencias en el estatus socioeconómico y la estabilidad familiar, las cuales ambas fueron más favorables en la muestra actual.

Es notable que la diferencia de edad, la sine qua non de la idea de abuso de poder, no fue asociada con el tipo de reacción pero sí fue asociada positivamente -no negativamente- con el nivel de consentimiento. Los chicos fueron más dispuestos a involucrarse sexualmente cuando aumentó la diferencia de edades entre ellos y los hombres. Además, los chicos más jóvenes (12-14 años) no reaccionaban más negativamente que los chicos mayores – al contrario, todos reaccionaban positivamente. Esto es en contradicción a la sabiduría convencional que dice que los participantes más jóvenes serian vulnerables a consecuencias negativas porque son demasiados ingenuos sexualmente. Al contrario a esta presunción de ingenuidad o "inocencia", casi todos de los chicos en la muestra actual ya hubo dado cuenta de sus atracciones a otros varones antes de su experiencia RSED. Estas atracciones sexuales, sea sintieron por los chicos quienes tuvieron experiencias de RSED o no, fueron dirigidos frecuentemente a varones mucho mayores. Como escribió Savin-Williams (1997),

A los que hicieron caso los chicos eran chicos de su edad ocasionalmente, pero más a los adolescentes mayores y adultos – sus maestros, entrenadores, primos o amigos de la familia. También fueron fuentes de fantasías personas varones publicas – Superman, Scott Baio, Duran Duran, John Ritter, Bobby Ewing, y Hulk Hogan. Otros de los chicos buscaban en revistas y catálogos modelos en varias etapas de desnudez; muy populares fueron los anuncios de ropa interior (pág. 24.)

Savin-Williams (1997) dio varios ejemplos de estas atracciones con edades discrepantes. Un sujeto recordó sus sueños en la guardaría infantil: "Sueños de hombres desnudos y curiosidad sobre ellos. Muchas ganas de verlos" (pág 21). Otro sujeto cuando tuvo 7 años compartió un cuarto por la noche con un atleta de 21 años, quien fue desnudo en su saco de dormir. Comentó el sujeto: "...Pensé muchas veces...Supe que yo quería acostarme con él...No dormí toda la noche" (pág 24). Y otro recordó: "Como un niño yo sabía que tenia yo atracción a otros varones. Me agarraron...mirando a fotos de hombres desnudos...Me gustaba la curiosidad de ver los cuerpos de hombres" (pág 26.) En vez de considerar varones mayores como una amenaza, personas quienes podrían abusarlos, estos chicos les consideraban frecuentemente con "emoción, euforia, misterio" (pág 24).

Esta predisposición favorable por la receptividad -y por eso las reacciones generalmente positivas- podría explicar las experiencias de RSED que ocurrieron en esta muestra. También, esto hace pensar que los reportajes de RSED positivas por lo general fueron validos, y no fueron artefactos de presiones psicológicos o sociales sobre los chicos para presentar sus historias homosexuales en una luz favorable.

El modelo incesto: La Cama de Procrustes

La discrepancia de los resultados en el estudio actual y las expectaciones basadas en el modelo incesto es tan grande que exige más consideración.

Summit (1983) escribió una ponencia influyente basado en casos del incesto clínica, en lo que describió el "síndrome de acomodar abuso sexual de niños." Él advirtió que este síndrome "no debería ser visto como una cama de Procustes, lo cual defina y dicta una percepción estrecha de algo tan complejo como abuso sexual de niños" (pág. 180). A pesar de esta advertencia, en el próximo párrafo -y a pesar de lo que su síndrome fue construido casi por completo en casos del incesto padre-hija- él afirmó que "victimas varones por lo menos ocurren con la misma frecuencia [y] son por lo menos indefensos" (pág. 180).

Hace le década de los 1980s esta tipa de extrapolación ha sido común. Fenómeno sexual que tiene en común con incesto nada más que las relaciones discrepantes de edad son reformados de una manera rígida y estrecha para acomodar las demandas del modelo incesto. Comentarios en la prensa concluyen que las relaciones deseadas entre chicos adolescentes y hombres no emparentados son invariablemente altamente perjudiciales (p.ej., Philadelphia Inquirer, 13 septiembre 1984, pág. 22A). Los profesionales rechazan o tuercen datos sobre estas relaciones que son inconsecuentes con el estereotípico incesto, llegando en su vez a la conclusión obligatoria de daño casi total (p.ej., Bartholow et al., 1994; Masters et al., 1985).

Un caso en 1993 de la ciudad de London, Ontario, Canadá, ilustra de una manera paradigmática la influencia procrustiana del modelo incesto cuando se aplique de una manera demasiado amplia. El Canadian Broadcasting Corporation (CBC, una red de estaciones de televisión y radio en Norte América) documentó en su programa noticiero influyente IDEAS (1994, 1995, 1999) lo que el CBC llamó el escándalo más grande de Norte América. Alrededor de 60 hombres involucraban sexualmente con chicos adolescentes fueron arrestados en media de un "pánico moral... generado por la policía, con la ayuda de terapeutas y asistentes sociales del gobierno, y... de los medios de comunicación, los cuales echaron leñas al fuego" (IDEAS, 1994, pág 29.)

Entrevistas de CBC con los chicos indicaron que en general eran gay o bisexuales, eran ya "jóvenes activos sexualmente quienes estaban teniendo sexo por diversión o dinero" (IDEAS, 1994, pág. 31), lo hicieron con plena voluntad, y han llegaron a la edad de consentimiento en Canadá de 14 años cuando ocurrió el sexo, y eran bien tratados por los hombres. Por ejemplo, un adolescente comentó:

Yo sabía lo que yo hacía... Lo quería... No es una cosa de reclutamiento, no es que lo tengas que hacerlo a fuerza... Cuando tienes 14 y eres gay es tan natural querer estar con un hombre como cuando tienes 14 y quieres estar con una chica... Yo lo hacía cuando tuve 14. Yo estaba ligando por los cuates. Ellos no ligaban a mí. Y no puedes ser una victima a menos que estés forzado a hacer algo. (IDEAS, 1995, pág. 55 y 56)

La participación deseada de los jóvenes y sus percepciones predominantemente positivas de sus experiencias son completamente consecuente con los resultados del estudio actual, también como las investigaciones no-clínicas ya examinadas. Sin embargo, como documentó la serie CBC, los medios de comunicación en London, los asistentes sociales y la policía trataban el asunto siguiendo los dictados del modelo incesto, con la consecuencia de deformación seria y daño iatrogénico.

Desde el principio, los medios de comunicación exageraron y tergiversaron repetidas veces y constantemente el asunto, presentándolo como una red de pornografía infantil que explotó niños de 8 años de edad, cuando, en realidad, casi ningunos de los hombres conocieron a los otros, 95% de los casos no involucraron pornografía y los niños fueron adolescentes, no niños pequeños.

Los asistentes sociales tuvieron la premisa que las relaciones fueron coaccionadas y sin consentimiento –aunque la mayoría de los chicos fueron mayores de edad- debido a una "diferencial de poder"; además, creyeron que los hombres y los chicos reciben sus "necesidades de poder" a través del sexo. La serie CBC documentó que los asistentes sociales eran molestados porque los chicos no consideraron a sí mismos como victimas y muchos de estos asistentes afirmaron una misión para cambiar las opiniones de los chicos. Los asistentes escribieron "declaraciones de víctima sobre el impacto del crimen" por los tribunales, en que interpretaron el rechazo de los chicos hablar con ellos como una reacción traumática al sexo.

Finalmente, la serie de CBC documentó como la policía, operando bajo la premisa que los chicos fueron víctimas y que el sexo estaba arruinándoles, usaban amenazas, sobornos, engaños y acosos para coaccionarles dar testimonio por la procuraduría. Los adolescentes entrevistaron por CBC relataron que la policía les presionó para que ellos afirmasen en acciones judiciales que se sentían víctimas mientras que no era cierto.

La serie de CBC criticó las acciones de las tres agencias en London ya mencionadas, mostrando ejemplos de daño a individuos quienes fueron traídos "dentro de un sistema de interrogación y confesión y soplones, un sistema de castigo y terapia, de humillación y encarcelación" (IDEAS, 1995, pág. 61).

La serie presentó una entrevista con una portavoz de la comunidad gay, quien argumentó que "fue la acción judicial que hizo que ellos se sintiesen víctimas o hizo daños a sus vidas, y no el canje de sexo" (IDEAS, 1995, pág. 57).

Otro comentarista opinó que la policía y los asistentes sociales deberían poner fin a tratar estos adolescentes como si fueron "heterosexuales dañados"; el presidente de un grupo en la ciudad estadounidense de Detroit que fue organizado para proteger los homosexuales contra la violencia y discriminación añadió que "ya están dañados por los heterosexuales, en este caso, la policía" (IDEAS, 1995, pág. 53). El realizador de la serie capturó la influencia procrustiana del modelo incesto cuando es aplicado a adolescentes varones quien tienen relaciones con consentimiento con adultos no emparentados:

... el análisis feminista moderno y útil de las razones porque las mujeres jóvenes sufren en casos horribles de incesto – este análisis ha sido usado de una manera equivocada en un intento de entender un grupo de circunstancias completamente diferentes. Ha llevado a cabo una confusión de los motivos y efectos psicológicos, la cual ha creado una narrativa poderosa y falsa que lleva a ni a la justicia ni a la felicidad. (IDEAS, 1999)

COMENTARIOS FINALES

Los resultados en el estudio actual tienen varias limitaciones. La muestra de varones gay y bisexuales estuvo en mayoría de la clase media, los sujetos fueron estudiantes universitarios y eran personas de la raza blanca. No se puede hacer generalizaciones a otras poblaciones sin llevar a cabo otras investigaciones. Todos de los sujetos con experiencias RSED eran adolescentes, no preadolescentes; no se puede hacer inferencias a tales relaciones sin llevar a cabo otros estudios. Las experiencias de RSED tenían carácter de consentimiento; inferencias a relaciones no deseadas son injustificadas. El grupo de control en la muestra segunda consistió probablemente de algunos sujetos con experiencias RSED, lo que significa las inferencias de autoestima e identidad sexual positiva serian provisionales en esa muestra. Pero de todos modos, es posible que tales inferencias tengan valor porque tienen consistencia con los resultados en la muestra primera. Y al fin, no se puede extender estas experiencias mayormente positivas de RSED a las experiencias de chicos adolescentes heterosexuales con hombres, en las que las reacciones son más mixtas, teniendo a ser negativas a neutrales en los encuentros imprevistos o casuales, y neutrales a positivas en los encuentros que ocurren dentro de un contexto de amistad (vea Bauserman y Rind, 1997, por un análisis).

A pesar de estas advertencias, los resultados actuales son consecuentes con los resultados de otras investigaciones no-clínicas para demostrar que las experiencias con personas mayores en las que los chicos adolescentes tienen consentimiento están explicados muy mal por los modelos de persecución (p.ej., la violación y el incesto), los que eran desarrollados en los primeros años de la década 1970 para describir las experiencias no deseadas de mujeres y chicas. Se debe buscar modelos alternativos para incorporar el resultado consecuente que -por lo general- los chicos adolescentes reaccionen en manera neutral o positiva a las experiencias RSED cuando estas experiencias ocurren con consentimiento y involucran adultos del mismo genero de la orientación sexual del adolescente.

 

APÉNDICE

Narrativos de 26 casos de relaciones sexuales entre
chicos adolescentes gay / bisexuales y hombres

REFERENCIAS