IV. La Organización de las Naciones Unidas
Protegiendo a los niños
Desde
el inicio de su auto-denominada "guerra santa" contra el terrorismo,
el gobierno de los Estados Unidos –un país que en
2001 despidió
a más de 1,250
homosexuales de sus fuerzas armadas–
condenó la opresión talibán de las mujeres. Ya que los talibanes han sido
derrotados, es poco probable que el EE.UU. vaya a preocuparse más de las
mujeres y los niños allá. Este gobierno no se ha preocupado de las mujeres en
África o China. Pero
los otros organismos de la globalización que están en Afganistán,
sobre todo la ONU, sí
que se van a preocupar. "El
11 de septiembre... Afganistán llegó a Wall Street". Es el lema del
presidente del Banco Mundial. El Banco llegó en Afganistán, invirtiendo un
cuarto de mil millones de dólares allá en los últimos meses. La ONU está gastando
este dinero de los países
neoliberales. La protección de los niños contra el sexo preocupa mucho a la
ONU. Carol Bellamy, la directora del Fondo
de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), calificó
el sexo con niños como el chico con
alheña
como "terrorismo... que
no se debe tolerar... ni una hora más".
Según
los diarios mexicanos, una relatora
especial de la ONU, Ofelia Calcetas-Santos, visitó México en 2001 para
respaldar a los grupos mexicanos que promulgan cifras absurdas como "En
el Distrito Federal son robados diariamente de 8 a 10 niños para explotarlos en
el comercio sexual o vender sus órganos en el mercado negro",
o "16 mil menores son víctimas en México de la explotación sexual
comercial".
Sus esfuerzas resultaron en la promulgación de leyes cada vez más estrictas
para prohibir el sexo con adolescentes mientras el país no puede abastecer
suficiente agua para sus habitantes. Con
una visita al sitio del Web de la ONU, quedó claro que ésta quiere proteger a
los niños en vez de declarar sus derechos, aunque muchos menores son capaces de
saber por sí mismos sus intereses. En
sus boletines de prensa de los años 2000 y 2001, bajo la categoría
"derechos de niños", todos de los casi 200 boletines refieren a la
protección: de la guerra, de la pobreza y del sexo. Los boletines no dan
noticias que pueden proteger a los niños de los empleados de la ONU, a los que
se acusa de pedir favores sexuales de los niños refugiados a cambio de raciones
de comida (datos que se pueden leer en los diarios mexicanos). En
un rincón del sitio de la UNICEF, "La juventud opina", se presentan
diez puntos sobre los que los jóvenes pueden expresar sus pensamientos. Ocho de
ellos tratan de la protección; ninguno trata de sus derechos. Al
principio de un foro para los jóvenes sobre los medios de comunicación, un
adulto de Sierra
Leona, Abraham, planteó el concepto de la censura.
Argumentó en contra del "concepto occidental" de la "voluntad
propia de los niños" y por la censura de las películas y la televisión.
Es curioso que la ONU dejara que a un adulto iniciase este tema. Varios de los jóvenes
rechazaron el punto de vista de Abraham. Entre otros, Teresa, una chica de España
de doce años, opinó: de
que las películas que más me gustan las que según algunos son tan
perjudiciales (violencia, miedo...) Las
series que se emiten a las tantas de la noche para que no las vean los niños
como Expediente X o South Park no tienen porqué ser escondidas a los niños ya
que no hay problema en que las vean. Los niños pueden ver violencia en la tele
siempre que se les explique que la tele es la tele y no se ha de confundir con
la realidad. Al
mismo tiempo escribió una protesta en contra del comercialismo y de la política
de los medios: Los
anuncios son sexistas ya que en los anuncios de muñecas salen niñas y en los
de robots niños... Además los niños no reciben información sobre los
problemas del mundo, si no pregunta a los niños españoles sobre el maltrato
infantil, la discriminación o el hambre en el mundo, o para colmo sobre política...
Edwin,
un joven de dieciocho años de los EE.UU., contestó a Abraham que "si no
quieres ver cosas así no las vean ustedes" y "si no quiere que su niño
lo vea no lo dejes usted". Cuidando la moral común
Debido
a la confluencia de tres factores –la dominación mundial del EE.UU., el apoyo
de los países musulmanes por su agenda social conservadora, y la estructura de
la ONU– la ONU se ha convertido en el principal mecanismo de control de la
moral mundial, tanto para los adultos como para los niños.
Las
relatoras de la ONO sostienen
valores sociales
conservadores,
actuando como una
especie de procónsul cultural, imponiendo de manera arrogante actitudes atávicas
en contra de la sexualidad.
Por eso no debemos sorprendernos de que la ONU ni se pueda imaginar lo que son
los verdaderos derechos de los niños. Con
su política de unilateralismo, el EE.UU. ha abandonado la cooperación con el
proceso democrático de la ONU, poniendo más vetos que cualquier otro país. El
EE.UU. participa en los procesos de la ONU sólo cuando favorecen sus intereses.
Uno que sí le favorece es frenar los escasos progresos en la sexualidad. Este
año, el
diario principal capitolino The Washington Post, documentó cómo este país
y los países islámicos han fraguado una alianza estrecha que se opone a la política
sexual progresista. "La
causa principal que une a todos nosotros es la defensa de los valores
familiares, la familia natural", dijo Mokhtar Lamani, un diplomático
marroquí que representa la Organización de Conferencias Islámicas en las
Naciones Unidas. "La defensa
de los valores familiares de parte de la administración republicana [del
EE.UU.] es muy clara".
La
Organización de Conferencias Islámicas tiene 53 naciones como miembros, como
por ejemplo Pakistán,
que impuso la pena de muerte al profesor de medicina Younus
Shaikh,
que fue acusado del crimen de la blasfemia, y Egipto, que encarceló a más de
50 hombres –incluso a algunos adolescentes– por el crimen de asistir a un
baile de un club gay. Miembros como Irak, Irán y Libia se juntaron con el
EE.UU. hace cuatro años para detener el tribunal mundial. Pero
la ONU no necesita la ayuda de la Organización
de Conferencias Islámicas y sus compinches en Washington. Durante muchos años
la ONU ha actuado
en contra de los derechos humanos sexuales: La homosexualidad
Hace
apenas nueve años que la ONU decidió que la homosexualidad ya no era una
enfermedad mental, pero todavía discrimina a los homosexuales. Este
año la ONU ha reafirmado la expulsión llevada a cabo hace años de un grupo
que promueve los derechos de los homosexuales, la Asociación
Internacional de Lesbianas y Gays (ILGA). La razón: La ILGA no
ha demostrado con pruebas claras que ha cortado vínculos con grupos pedofílicos.
Según unos reportajes, tras expulsar organizaciones como la Asociación
Norteamericana del Amor Entre Hombres y Chicos como miembros de la ILGA, la ILGA
pidió a
los demás miembros que firmaran un documento para certificar su oposición a la
pedofilia. La mayoría se negó, reconociendo que hay muchos adolescentes que
practican actas homosexuales. Las leyes contra el derecho de la expresión libre
La
ONU también condenó a la ILGA por no abogar por restricciones de la sexualidad
de los jóvenes. La
ONU dio un buen ejemplo de tal promoción cuando dos de sus relatoras
especiales, Abid
Hussain (responsable de la libertad de expresión)
y Juan
Miguel
Petit (responsable de los intereses de los niños), publicaron
un boletín de prensa criticando una decisión de la Corte Suprema de los
Estados Unidos sobre la pornografía. La decisión anuló una ley que prohibía
cualquier tipo de imagen de presuntos niños comportándose de una manera
presuntamente sexual, hasta pinturas del Renacimiento y películas como
"Romeo y Julieta".
A pesar de que la Corte opinó que los dramas de Shakespeare son obras
culturales importantes, según esas relatoras, "cualquiera imagen que
representa a los niños como objetos sexuales es sumamente dañino a todos los
niños". La definición de la "familia"
En
la totalidad de su historia, la ONU se ha atenido a una definición conservadora
de lo que constituye una familia, o sea, un hombre y una mujer casados. Aunque
la Asamblea Legislativa de una de las ciudades más grandes del mundo, el
Distrito Federal de México, está considerando una ley social de convivencia
que ya es vigente en ciertos países europeos y unas pocas ciudades
norteamericanas, la ONU no quiere tener nada que ver con el tema. El derecho al aborto y la muerte maternal
Hay
alrededor de 75,000 muertes de mujeres que
ocurren cada año en el mundo a causa de las
complicaciones de abortos realizados bajo condiciones inseguras. Sin embargo, la
ONU rechaza el derecho al aborto. Según datos de la ONU, los servicios de salud
en Afganistán encuentran entre los peores del mundo: 85,000
de los niños afganos mueren cada año de la diarrea, una enfermedad de lo que
es fácil prevenir. Las
madres afganas tienen una tasa de mortalidad maternal la segunda más alta del
mundo, con aproximadamente
16,000 muertes
maternales cada
año.
Sin duda un porcentaje alto es debido a abortos bajo condiciones inseguras. Además,
la
ONU tiene complicidad en la costumbre de la mutilación
de los genitales de los niños. La mutilación genital femenina
La
ONU apoya las clínicas en las que ocurren mutilaciones genitales de chicas. La
mayoría de las clínicas son africanas, pero la práctica se lleva a cabo en
casi todas partes del mundo. Consiste en la clitoridectomia
–la extirpación cruenta del clítoris– y a veces la infibulación, es
decir, el cosido y cerramiento casi total de los labios mayor y menor, hasta tal
punto que resulta dificultoso orinar.
La
ONU se adhirió muy tarde al esfuerzo de erradicar esta costumbre bárbara,
"estudiándola" durante treinta años antes de dar unos pequeños
pasos en 1982 para condenarla. Según un artículo del Servicio Africano de
Noticias, en 1997, casi una mitad de siglo después del inicio de sus estudios,
la ONU declaró su meta de erradicarla por completo dentro de tres generaciones.
Quizás la ONU no recuerde que la costumbre de atar los pies
de las mujeres en China fue eliminada dentro de una sola generación. Los
chinos, reformistas motivados por el nacionalismo, formaron grupos contra esa
costumbre a finales del siglo XIX. Fue
prohibida por la dinastía Qing en 1902. Veinte años después fue condenada por
el movimiento nacionalista Cuatro de Mayo, en el que militaba un movimiento
pequeño pero auténticamente feminista, que tuvo gran influencia en Mao Zedong.
La práctica fue eliminada en su mayor parte antes de que tomara Mao el poder. Algunos
académicos, como Gerrie
Mackie, y
los activistas que han estudiado cómo terminó la práctica, dicen que es
sumamente importante que la decisión de abandonarla provenga de las personas
involucradas y que estas personas estén de acuerdo en que es por su beneficio.
Mackie ha propuesto un anteproyecto para eliminar la
mutilación genital de las niñas tan
rápidamente como fue
eliminada la costumbre de atar los pies en
China. La mutilación genital masculina
Con
respecto a los chicos, la ONU ni ha llegado siquiera al punto de estudiar la mutilación
genital, mucho menos de calificarla como una violación de sus derechos. La
circuncisión
de los chicos adolescentes es común en los países musulmanes, así como la circuncisión
de los infantes en Norteamérica y de la gente judía en todas partes. En
el Occidente, es una costumbre relativamente nueva. Dice Frederick Hodges, el
académico más conocido en el campo de la historia de la circuncisión,
"La circuncisión forzada de los chicos es una aberración histórica en la
cultura occidental". Su estudio detallado en el Bulletin
of the History of Medicine
dice que los griegos antiguos apreciaban tanto el prepucio que usaban un apodo
común
para los chicos jóvenes, posthōn
[πόσθων],
lo que designaba a una persona con un prepucio largo. Los griegos consideraban
el prepucio deficiente como patológico. En la época helenista, el rey Seleucid
Antiochus IV Epiphanes (175–165 a. de JC) decretó
la prohibición de la circuncisión de los infantes, una prohibición que los
emperadores romanos
mantenían
y extendían. Fue adoptada por la iglesia y persistió en los países europeos
hasta por lo menos la Edad Media. A
pesar de esta historia, Sami
Aldeeb, asesor de la ley árabe y musulmana en el Instituto Suizo de la Ley
Comparativa, al
hablar en
el año 2000 con la relatora especial de la ONU por las Prácticas Tradicionales
que Afectan la Salud de las Mujeres y de la Chica Femenina, la relatora le dijo
que "nadie se queja" de la circuncisión. Según Aldeeb, la relatora,
Halima Embarek Warzazi, añadió, "No hay necesidad de hacer un estudio. La
circuncisión masculina es beneficiosa para la salud". Un
año después, la situación no había cambiado, según J. Steven
Svoboda, abogado por los derechos de los niños. En Ginebra, en 2001, rogó que
la Subcomisión de la ONU por la Promoción y Protección de los Derechos
Humanos al menos estudiara el asunto. Svoboda documentó que esta subcomisión
no quiere tener nada que ver con el tema de la circuncisión.
Cuatro años antes, en 1997, el mandato de dicha relatora cambió para excluir a
los chicos. Se hizo, según Svoboda, sin declaración oficial y con la posible
violación de los reglamentos internos de la ONU—y probablemente para esquivar
las quejas de Aldeeb y otros sobre la circuncisión. Dice
Svoboda, "En general, los demás miembros de la subcomisión...
claramente no estaban dispuestos a tomar ninguna acción concreta sobre la mutilación
genital masculina.
Muchos de ellos querían evitar de ocuparse del asunto que estábamos
presentando. Durante la sesión de
la subcomisión, poco a poco menos miembros estaban de acuerdo de reunirse con
nosotros, y mucho menos de acudir a las citas programadas". Warzazi,
por su parte, "nos contestó de una manera bastante hostil. Indicó que
nuestra posición en contra de la
mutilación
genital masculina
estaba basada en el hecho de que no fuéramos musulmanes o judíos. La señora entonces
afirmó que su fe islámica sería violada si ella hablara con nosotros sobre el
asunto de la circuncisión
de los varones". Fue la que puso un fin brusco a la reunión.
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